February 23, 2021
Secretario general Antonio Guterres de Naciones Unidas el lunes subrayó que las vacunas COVID-19 deben ser interéas público global, accesibles y asequibles para todos.
La “equidad vaccínea afirma derechos humanos, el nacionalismo vaccíneo la niega,” él dijo en la abertura de la 46.a sesión regular del consejo de los derechos humanos de la O.N.U.
El jefe de la O.N.U describió el último fracaso para asegurar equidad en esfuerzos de la vacunación como clase de “ultraje moral,” como apenas diez países han administrado el más de 75 por ciento de todas las vacunas COVID-19.
“El pandémico reveló la interconexidad de nuestra familia humana -- y del espectro completo de derechos humanos -- civil, cultural, económico, político y social,” él dijo.
Observando que COVID-19 ha profundizado las divisorias preexistentes, vulnerabilidades y desigualdades, Guterres dijo a audiencia que la enfermedad ha tomado un peaje desproporcionado en mujeres, minorías, personas con incapacidades, más viejas personas, refugiados, nómadas y gente indígena.
El progreso en cuanto a igualdad de género se ha fijado detrás los años, la pobreza extrema está subiendo por primera vez en décadas, él dijo.
El jefe de la O.N.U repitió la llamada de derechos humanos a la acción, decir que el foco estará en el destrozo del racismo, de la discriminación y de la xenofobia, así como a la desigualdad del género.
Él elogió la decisión de consejo de los derechos humanos para divulgar sobre racismo, responsabilidad y compensación, y las respuestas sistémicos a las protestas pacíficas del antirracismo.
Se espera que la sesión regular de la O.N.U del consejo 46.o de los derechos humanos dure hasta el 23 de marzo.
Abriendo la sesión, Nazhat Shameem Khan, presidente del consejo de los derechos humanos, acogió con satisfacción a todos los participantes y destacó que ésta era la primera sesión casi totalmente en línea del consejo.
Volkan Bozkir, presidente de la Asamblea General de la O.N.U, observó en la abertura de la sesión que el pandémico COVID-19 no era apenas una crisis de salud, solamente de una crisis de los derechos humanos, y por lo tanto todas las respuestas deben asegurarse de que los derechos humanos fueran centrales.
Michelle Bachelet, alto comisario de la O.N.U para los derechos humanos, observó que el pandémico había rasgado la máscara de las realidades mortales de la discriminación y que el impacto médico del pandémico estaba hoy lejos de encima, mientras que sus efectos sobre economías, libertades, sociedades, y gente acababan de comenzar solamente.
Diciendo que los países necesitan agarrar la posibilidad para reconstruir sistemas más inclusivos en la era del poste-COVID, Bachelet también subrayó la eliminación de cada forma de discriminación en curso de mejor recuperación.